14/4/10

El día que Joe Pesci lloró

Desde muy chico tuve una facinación por Joe Pesci, no se como explicarlo, simplemente sucedió; cuando en el colegio nos juntabamos a jugar en los recreos, yo siempre quería ser Joe Pesci, decisión que llevó a varios inconvenientes: nadie en 2do grado tenia idea de quién era, todos optaban por personajes mas populares e incluso imaginarios, no faltaba el que queria ser Oliver Atom, Leon-O o Seiya, pero yo no, yo era Joe Pesci. Cuando jugabamos al futbol, todos eran Redondo, Francescoli, Gustavito Lopez y Maradona, pero yo, incorruptible, era Joe Pesci, de esta forma justificaba mi falta de motricidad y carencia de definición a la hora de mandar la bocha entre los tres palos, Joe Pesci era petiso, de piernas cortas y un tanto excedido de peso, asi que lo mío no era mas que un terrible apego al "physique du Role", pero claro, en segundo grado nadie sabía quien era Joe Pesci, menos iban a saber que significaba el afrancesado termino con el que justificaba mis falencias como centrohaz. Era un bicho raro, pero me gustaba en el fondo ser el distinto del grado, hasta que un dia todo cambio... En 3er grado entró un nuevo compañero, nunca me voy a olvidar de el, Matías Romulano, el si sabía quien era Joe Pesci. Feliz, quise entablar amistad con el fulano, pero de pronto, el peor de mis temores se hizo realidad; Matías no conocia a Joe por su fantastica actuación en "Goodfellas", mucho menos por su brillante performance en "Casino", para el, Joe Pesci era el malo de "Mi pobre angelito", asi que en los recreos, cuando Jugabamos, yo como siempre elegia a mi héroe Joe y el muy cabrón de Matías elegia ser Mackaulay Culkin. Nada grave, aparentemente, pero lo que ustedes no saben es que Matías llevaba su "Physique du role" tan al extremo como yo. Durante todo 3er grado fuí forzado a la ingesta de más de 17 frascos de plasticola, caminé sobre bolitas, baje escaleras prendido fuego y termine el 80 % de mis días cubierto de brea, hielo y cola de carpintero. Para el yo era el malo de "Mi pobre angelito" y el mi joven, valiente y jocoso verdugo. Angustiado, pasé todo el verano en mi casa planeando la venganza contra mi némesis, elucubrando algún plan en el cual yo pudiera ser vencedor, alquilé en el video club del barrio todas las películas en las que actuara Joe y tome nota de cada detalle importante, tranquilo, frío y calculador, como hubiera hecho Joe Pesci en mi lugar, decidí preparar mi golpe y llevarlo a cabo al comienzo del ciclolectivo. Dispuesto a concluir mi faena, aceche a mi presa como un experimentado cazador y me dispuse a dar el golpe en el momento mas indicado... Corría el mes de abril, un abril frío y lluvioso, cuando invité a Matthew (asi le decía su mamá) a mi casa. Nos sentamos en el living, despues de un par de horas jugando al Mortal Kombat 2 en el sega, le dije que tenía una película buenísima para ver juntos. La película era "Casino" con Robert de Niro, Sharon Stone y por supuesto, Joe Pesci. Terminó la película, me mantuve callado, observando, esperando su reacción, ya eran casi las 8 y media de la noche, la mamá de Matías pasaba a las 9 a buscarlo. Al mirarlo me di cuabta de que él había picado el anzuelo, yo más no podía hacer, solo debía esperar y esperar hasta que el reaccionara y decidiera enfrentar su destino. Al otro día concrete la fase 2 de mi venganza, 10: 30, suena la campana, era hora del recreo largo (el de 20 minutos, el otro era a las 11:45 y era de 10) nos pusimos a jugar como si nada, cada uno eligió su personaje, yo como siempre era Joe Pesci, varios chicos eligieron personajes de la tele al azar, y yo solo podía pensar en la elección de Matías, de esto dependía el exito o el fracaso de mi plan. Eligió como yo esperaba, no un actor, sinó un personaje, el era Sam "Ace" Rothstein (Robert de Niro en "Casino")lo cual provocó el desconcierto de todos mis compañeros ya que "Casino" definitivamente no era una película para ver a los 9 años. Salí corriendo al aula, a buscar mi mochila ya que en ella habia traido 3 cajas de morteros y dos bombas de estruendo que le había robado a mi hno mayor, al volver al patio, lo veo a Martín en un rincón, observandolo todo, frío, calculador, como solo "Ace" Rothstein lo haría, sus ojos se movían rapidamente a su alrededor y un gesto de autosatisfacción bastante inquietante cubría su mirada. Sin dejarme intimidar, decidí continuar mi plan, fui hasta el banco del patio y deposité la carga explosiva debajo del mismo, esperando al momento en el cual mi enemigo se preparara a disfrutar de la vianda cariñosamente preparada por su madre, que consistía en un pebete con jamón y queso, un yogurth con Zucaritas y una lata de Quatro limonada. Martín nunca se sentó en el banco, pero yo estaba mas apurado en prender la pirotecnia que en ver que hacía el, al recreo le quedaban menos de diez minutos y mi deber era prender una mecha lo suficientemente larga como para huir con elegancia del lugar y no quedar vinculado al accidente, como sin duda Joe Pesci hubiera hecho. Como les dije antes, prendi los fuegos y me fui, sin esperar a que mi victima se sentara, consecuencia: el banco voló por el aire y se partió al medio, la directora nos junto a todos en el patio y nos dió un sermón que desencadenó una pezquiza general mochila por mochila en busca del alumno terrorista. Obviamente ni la maestra ni la directora descubrieron que la explosión del banco fué obra mia, pero pude ver en los ojos de Martín que el sabía, asi como el vió en los míos que yo sabía y los dos supimos con solo mirarnos que sabíamos que el otro sabía que uno sabía lo que el otro sabía. Era la guerra. No voy a aburrirlos con detalles acerca de nuestra guerra escolar, simplemente voy a llevarlos al mes de Diciembre, donde se llevó a cabo el acto final de esta cómica tragedia o tragica comedia, voy a llevarlos al 6 de diciembre, el día en que deje de ser un niño para convertirme en el hombre que debía ser, o mejor dicho, el que quería ser, o sea: Joe Pesci. Última semana de clases, poca actividad y horas de relleno, bajo el pesado calor de Diciembre. Desde hacía ya algunos dia, Martín se iba en los recreos y volvia bastante sucio al aula a la hora en que sonaba la campana. Desde el incidente del banco, no volvimos a dirigirnos la palabra, aunque era mas que evidente que los dos sabíamos que el otro sabia que... bueno, creo que se entendió esa parte, la cuestión fue que ambos sabíamos que pronto se iba a desencadenar la batalla final, lo que yo no sabía es que ese día se llevaría a cabo. Al sonar la campana, salgo al patio para disfrutar del amable sol de la media mañana, cuando desde el fondo de la canchita de futbol empiezo a escuchar un canturreo que decía: "Olele, olala, Joe Pesci se la come, de Niro se la da" seguido de sendos bises de dicha (y pegajosa, aclaro mal que me pese) frase. Alertado por el impío verso, me acerco al fondo de la canchita, lugar de la horrible chalada. Al llegar me encuentro con un pozo ancho y bastante grande, cuando me asomo a ver me encuentro con un Walkman sony que reproducia un casette con la grabación y antes de que pueda reaccionar, una patada en el medio de la espalda me manda derechito al medio del pozo. Era Martin, sonriente y euforico, con el sol sobre su espalda como Aquiles antes de acabar con la vida de Hector, me dedica una larga mirada y comienza a preparar las manos para cubrir mi humanidad con tierra y sepultarme vivo como a Joe Pesci en "Casino" Telon negro, oscuridad, fin... hasta aca llegaba mi loco fanatismo por un tanito de un metro cincuenta y una pesima dicción. Cuando nada parecía evitar mi final y yo ya me encontraba a punto de resignarme a morir como mi héroe, tuve una visión, nitida y clara que emergió de entre la seca oscuridad que me estaba cubriendo, era el, ni mas ni menos: Joe Pesci, quien me mira, se saca el escarbadiente de la boca y me dice: "Ia madafaca, ya arrr mei, nat Nicky, so get yur ass aut of dat greiv or aill quic yur madafaca fase bich". Como mi colegio no era bilingüe, no entendí nada de lo que Joe decía, asi que solamente cerré mis ojos y sali del pozo con toda la dignidad que uno puede mantener después de ser cubierto con dos kilos de abono y tierra, miré a los ojos a Matías y le dije: -el juego lo gané yo. Vos eras Ace, no de Niro, y a Ace le ponen una bomba en el coche, yo, en cambio, no soy Nicky, soy Joe Pesci, a mi no me podes matar porque Joe Pesci sigue vivo, no murío- y sin poder contener las lagrimas agregué- y el día que Joe Pesci muera vivirá por siempre en nuestros corazones, los ídolos como el no mueren, simplemente se van de gira. Conmovido por mi discurso, Matías arrojó la pala y se lanzo en mis brazos en busca de un abrazo fraternal, de un saludo de dos rivales, como el abrazo de Riquelme y Aimar antes del Boca River. Pero el no sabía que Joe Pesci no se rendía jamas... luego de abrazarlo le tendí una zancadilla y le di un palazo en el medio de la espalda, desde el suelo, Matías me miraba dolorido, aturdido y un poco desconsertado, entonces busque en mi bolsillo, saqué un escarbadiente, torcí una mueca en mi rostro y sin saber muy bien como, articulé las siguientes palabras: "sii madafaca? iu dont jave tu feac güit mi, amm Joe Pesci biatch, an you arr nasing, Next taim ailll faquin quillyuu" Al año siguiente no volví a ver a Matías ni a nadie, como no pude explicar porque estaba cubierto de tierra, deschos y abono y porqué habia golpeado a un compañero, fui expulsado del colegio y mis padres me enviaron a otro, donde nadie sabía quien era Joe Pesci...
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sonpuramenteconjeturasderivadasdelabusodelasllamadasdrogasduras
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